jueves, 12 de diciembre de 2013

Nelson Mandela, un hombre imprescindible

Entre las frases más famosas de Bertolt Brecht está la siguiente: "Hay hombres que luchan un día y son buenos. Hay otros que luchan un año y son mejores. Hay quienes luchan muchos años, y son muy buenos. Pero hay los que luchan toda la vida, esos son los imprescindibles."

A continuación, presentamos un homenaje a Nelson Mandela, un hombre imprescindible.



Nelson Mandela
 
Nelson Mandela nació el 18 de julio de 1918 en Mvezo (Sudáfrica). Pertenecía al clan Madiba de la etnia xhosa, fue uno de los 13 hijos de Gadla Henry Mphakanyiswa. Su madre era Nonqaphi Nosekeni Fanny, tercera de las esposas de Gadla Henry Mphakanyiswa.
 
Fue la primera persona de su familia en ir a la escuela. Después de finalizar la secundaria, comenzó a estudiar Artes en el Colegio Universitario de Fort Hare y de allí fue expulsado por participar en una huelga estudiantil. Luego se trasladó a Johannesburgo, donde en 1941 completó sus estudios de bachillerato y un año después se graduaba de abogado en la Universidad de Witwatersrand.

En 1944 Mandela ingresó en el Congreso Nacional Africano (ANC), un movimiento de lucha contra la opresión que sufrían los negros sudafricanos.

Mandela y su lucha contra el apartheid

En 1948 el Partido Nacional llegó al poder en Sudáfrica, institucionalizando la política de segregación racial que se venia haciendo hasta el momento. En 1949 prohibió los matrimonios interraciales y en 1953 se establecieron zonas segregadas tales como playas, autobuses, hospitales, escuelas y hasta bancos en los parques públicos. Además, los negros debían portar documentos de identidad en todo momento y tenían prohibido quedarse en algunas ciudades o incluso entrar en ellas sin permiso.
 


En ese difícil contexto, Mandela abrió en 1953 su propio bufete en Johannesburgo, el primero en Sudáfrica dirigido por un negro, pero el despacho fue clausurado poco después por la autoridades.

 
En 1956 el régimen racista plantea la creación de bantustanes, territorios marginales supuestamente independientes, para confinar a la mayoría negra. Siguiendo la inspiración de Gandhi, el ANC respondió con métodos no violentos de resistencia, como manifestaciones y boicoteos, que condujeron a la detención de sus dirigentes; entre ellos Mandela que fue acusado de alta traición.
 
Mientras Mandela estaba en prisión tuvo lugar la matanza de Sharpeville, en la que la policía abrió fuego contra una multitud desarmada que protestaba contra las leyes racistas. Este hecho terminó de convencer a los líderes del ANC de que la resistencia pacífica sólo conducía a la inmolación. Por eso apenas fue liberado, Mandela se encargó de dirigir un nuevo movimiento conocido como la Lanza de la Nación, que era el brazo armado del ANC.
 

Mandela en prisión

 
El 5 de agosto de 1962, la policía detiene a Mandela y lo encarcelan en la isla de Robben, durante 17 años en precarias condiciones. Posteriormente pasaría otros diez años más en otras dos prisiones diferentes, sumando una pena total de 27 años.
 

En prisión Mandela se convirtió en un símbolo de la lucha contra el apartheid dentro y fuera del país. En 1984 el gobierno intentó acabar con tan incómodo mito, ofreciéndole la libertad si aceptaba establecerse en uno de los bantustanes, pero Mandela rechazó el ofrecimiento.
 
Finalmente, en 1990 Frederik De Klerk, presidente de la República por el Partido Nacional, hubo de ceder ante la evidencia y abrir el camino para terminar con la política de segregación racial, liberando a Mandela.
 
La libertad de Mandela

El 11 de febrero de 1990 Mandela abandonó la prisión, tras haber permanecido 27 años tras las rejas. El prisionero número 46664 abrazó a las mismas personas que lo habían encarcelado y desde entonces puso toda su energía en lograr la reconciliación, en un país devastado por el segregacionismo impuesto por la minoría blanca.


En 1994 Mandela ganó las elecciones convirtiéndose en el primer presidente negro de Sudáfrica; desde ese cargo puso en marcha una política de reconciliación nacional, manteniendo a De Klerk como vicepresidente.

La actitud reconciliatoria de Mandela se vio simbolizada en 1995 cuando vistió la casaca de la selección nacional de rugby, deporte emblemático de los antiguos señores blancos, en la final del Mundial que ganarían los sudafricanos.



El legado de Mandela

Para entender lo que significó la difícil lucha de Mandela debemos comprender como actuaban algunos lideres occidentales respecto al Apartheid. Por ejemplo, Margaret Thatcher y Ronald Reagan consideraban a la Sudáfrica del Apartheid un aliado estratégico en la lucha contra el comunismo e hicieron todo lo posible por protegerla de las sanciones internacionales.
 
"El ANC es una típica organización terrorista... cualquiera que piense que ellos pueden gobernar Sudáfrica vive en una fantasía", vaticinaba en 1987 Thatcher, siete años antes de que el ANC llegara al poder con Mandela como candidato. Mientras que Reagan colocó a Mandela en la lista oficial de terroristas, situación que recién fue corregida en 2008, poco antes del cumpleaños 90 de Mandela.
 
Cierto es que Mandela no fue como Gandhi, ya que uso tanto métodos pacíficos como violentos para liberar a su pueblo. Pero la grandeza de Mandela no reside en eso, sino en que luego de tantos años de humillaciones y privaciones, Mandela perdonó, dejo el pasado atrás para vivir el presente sin sentimiento de venganza, y esa es la única manera de reconciliar a un país dividido.
 
"Si quieres hacer la paz con tu enemigo, tienes que trabajar con tu enemigo.
Y entonces se convierte en tu compañero"
(Nelson Mandela)  
 
 

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